Así como al finalizar cada año hacemos un balance, de la misma manera al iniciar el año nuevo nuestra mente comienza a trabajar con ideas y proyectos nuevos con la esperanza de poder cumplirlos en este nuevo ciclo.
Muchas veces no se trata de proyectos nuevos sino de los que ya teníamos y que no pudimos concretar en los años anteriores; aquellos que tanta desazón nos dieron en el balance final del año previo.
El cambio de calendario renueva nuestras energías y confiamos en que esta vez nada podrá impedir lograr los objetivos propuestos ¡este año sí! ; sin embargo, y con esto no quiero desanimar a nadie…muchas veces vemos que llega un nuevo fin de año y, tal como el anterior, el proyecto que tanto anhelábamos se esfumó…
¿¡Qué hice mal!?
Los motivos pueden ser muchos, quizás el objetivo no te interesa tanto como crees y por eso careces de la pasión suficiente para actuar en pos del mismo; o puede ser que algo te bloquea y te dificulta accionar, en fin, las variantes son muchas y habrá que hacer una tarea de introspección para ver la “razón oculta” en cada caso.
Lo que vamos a hacer en esta ocasión, será centrarnos en evitar errores en “cómo nos formulamos el objetivo” para tener más posibilidades de éxito.
¿Año nuevo proyectos nuevos? Probemos con S.M.A.R.T.
El método SMART sintetiza en cada una de las letras de la sigla los aspectos esenciales que debemos tener en cuenta al momento de fijar un objetivo -ya sea para nosotros o para nuestro equipo de trabajo-.
Comencemos con algo que ya te he dicho muchas veces: la mejor forma de plantear los objetivos es hacerlo por escrito. Escribir, leer y releer lo escrito, ya de por sí constituye una herramienta fantástica que nos lleva a focalizarnos y concentrarnos en el objetivo.
Es más, esa escritura habrá de ser redactada en términos sencillos y concretos: que no solamente yo -que soy quien está involucrad@- comprenda de que se trata, sino que cualquier persona que lo lea, pueda entender el proyecto.
Partiendo entonces de que nuestros objetivos nuevos estarán escritos, veamos ahora cuales son esos aspectos esenciales a considerar siguiendo el método S.M.A.R.T.
Específico (Specific)
Un aspecto que ayuda ¡y mucho! a facilitar la concreción de los objetivos es que éstos sean específicos, concretos, puntuales, sin vaguedades. Por ejemplo, de nada sirve decir “quiero estar flaca!” o “quiero adelgazar”, sino que la forma adecuada de formular de manera específica sería, “mi meta consiste en estabilizar mi peso en 52 kg”.
La pregunta indicada para establecer específicamente el objetivo sería ¿Qué quiero lograr?
Cuánto más específico redacte el objetivo, con precisiones y detalles, más claro estará el panorama sobre cómo habré de actuar para conseguirlo y, por lo tanto, mayores posibilidades de éxito tendré.
Medible (Measurable)
En gestión siempre decimos que “lo que se puede medir se puede mejorar”. Si lo aplicamos en sentido inverso, nos damos cuenta entonces, que aquello que no medimos, no sabemos con certeza si está mejorando. Esta es la importancia que el método SMART le da a que el objetivo sea medible: que podamos “palpar” los alcances parciales, tener constancia cierta de que se han logrado y no una simple percepción (que muchas veces está equivocada).
En el ejemplo planteado en el punto anterior, si el objetivo final es llegar a un determinado peso, podemos ir “midiendo” los logros semanales parciales y así saber si el camino elegido es el correcto o hay algo que corregir.
Consecuentemente, sabremos si el objetivo es medible si podemos responder la siguiente pregunta: ¿Cómo mediré si mis acciones me están acercando a mi meta?
Alcanzable (Achievable)
Los objetivos que nos pongamos han de ser realizables, alcanzables. Si bien tienen que constituir un desafío o un reto, debe tratarse de cosas que nosotros consideremos que son posibles. Si nosotros en nuestro fuero íntimo no creemos que lograremos algo, ten por seguro que no lo lograremos…
No obstante, esto no significa que no nos podamos poner metas grandes. Si se trata de un gran proyecto, habremos de “trozarlo” en objetivos más pequeños que iremos alcanzando paulatinamente hasta llegar al objetivo final.
En este caso, la pregunta a respondernos sería ¿Es realista lo que me planteo? ¿Es posible hacerlo?
Relevante (Relevant)
Conseguir el objetivo ha de ser algo importante para mí, de lo contrario no haría tanto dispendio de programaciones y acciones ¿no es cierto?
Aquí la pregunta a respondernos sería ¿Porqué es importante para mí este logro?
La misma relevancia será el combustible que nos llevará a apasionarnos por llegar a la meta y persistir pese a las dificultades que se presenten en el camino.
Tiempo (Time)
Si se establecen ciertos objetivos, se debe establecer un tiempo para concretarlos ¿no crees?
Decir, por ejemplo, “cuando sea el momento adecuado lo haré”, nos lleva a procastinar, como tantas veces lo hacemos, y así, a llegar a un nuevo mes de diciembre sin nuestro proyecto cumplido.
De allí la importancia de colocarle fecha concreta al proyecto, sin que ésta sea arbitraria, sino acorde a las acciones que habremos de realizar en medio para lograrlo.
¡Manos a la obra!
Bien, de esto se trata el tan mencionado método SMART.
Esta herramienta puede ser utilizada en cualquier ámbito de la vida, tanto personal como profesional.
En el caso de las Organizaciones, habrá de ser muy cuidadosa y detallada la descripción por escrito del objetivo, ya que no se trata de “mi persona” sino de una meta que involucra a “un número determinado de personas”. Por lo tanto habrá que asignar roles, responsabilidades, tiempos diferentes para la función de cada uno, y demás particularidades.
En el ámbito personal, SMART proporciona el marco necesario para examinar la importancia de tus objetivos y ayudarte a determinar cómo conseguirlos.
En el ámbito laboral, también resulta sumamente útil dado que es simple de entender y no requiere herramientas costosas para implementarlo.
Ahora, sólo nos resta ponerlo en práctica.
¡Buena suerte!