Las relaciones entre las personas no son sencillas, de modo que, trabajar con “otros” en un comercio, una oficina o donde sea, no es la excepción. El comportamiento del líder será aquí decisivo para mejorar la eficacia del equipo de trabajo, o para empeorarla
Si el líder tiene buen trato con su personal, si predica con el ejemplo en actitudes positivas para con todos los integrantes del equipo, si es cabal conocedor del tema en el que trabaja, ayudará a que el clima laboral sea bueno y con ello, también la eficacia del equipo de trabajo crecerá.
Si, por el contrario, se trata de una persona autoritaria, que hace diferencias entre los integrantes del equipo, que delega en demasía haciendo abuso de su jerarquía para no trabajar o que no es avezado en el tema en el que trabajan, de seguro que el equipo de trabajo funcionará mal, habrá descontento, roces entre los trabajadores, ausencias frecuentes y, en definitiva, un bajo rendimiento general.
Como ya hemos visto en otros artículos, hay diferentes niveles de liderazgo. Si quieres aspirar a un máximo nivel, y con ello, a mejorar la eficacia del equipo de trabajo, te recomiendo que sigas los siguientes tips:
¿Cómo lograr la eficacia del equipo de trabajo?
Crear una actitud favorable en el equipo
Si un líder confía en el equipo y es positivo, el equipo responderá de la misma manera. Los grandes líderes crean a su alrededor una actitud que favorece al equipo y a la consecución de resultados.
Los buenos líderes son el espejo de lo que desean ver en su equipo, y si quieren compromiso son los primeros en comprometerse. Crea una actitud favorable y de seguro, mejorará la eficacia del equipo de trabajo.
Hacer que otros consigan objetivos
Los resultados no los consigue el líder, los consigue el equipo. De forma que se deben conseguir los resultados a través de las personas, lo que requiere conocer cómo trabajan los miembros del equipo. Dependerá de la motivación, compromiso y actitud si se consiguen o no.
Tomar decisiones difíciles
Tomar decisiones difíciles está dentro del puesto de jefe o líder de equipo y jamás se deben evitar o “postergar”. De ello puede depender conseguir una serie de resultados: positivos o negativos.
Si no se está dispuesto a tomar decisiones difíciles se pone en riesgo al equipo, porque la responsabilidad es la habilidad para responder ante tu equipo Un buen líder asume el riesgo.
Orientarse a la acción
De nada sirve ser un líder pasivo y reflexivo que no pone manos a la obra para alcanzar un objetivo en el menor tiempo posible. La reflexión es necesaria pero, al final, uno es valorado por su capacidad a la hora conseguir objetivos.
Saber qué es el coaching de equipos y qué técnicas utilizar para desarrollar personas es fundamental en el trabajo de un líder capaz de dirigir equipos.
Lidiar con la complejidad
A medida que el mundo avanza, y con él las Organizaciones, todo se vuelve más complejo.
Hasta hace poco tiempo, los cambios eran puntuales y paulatinos; ahora son constantes y para poder llevar la dirección de un equipo el líder debe estar actualizado a todos estos cambios.
Tener un gran autocontrol
El líder de un equipo en algunas ocasiones encuentra soledad y desánimo. Por ello, su capacidad para autorregularse y autocontrolarse debe ser mayor a fin de no caer en la desesperación.
Orientarse al desarrollo
De nada sirve que en el equipo las personas hagan lo que el líder les dice u ordena si en realidad no tienen la autonomía, ni posibilidades de desarrollo. El equipo es más potente que la suma de las partes.
Los equipos que actúan con autonomía, responsabilidad y creatividad son aquellos orientados al desarrollo.
Cambiar la mirada
Se pueden mirar a los demás desde la capacidad o desde la incapacidad, si se miran desde la capacidad se encontrarán personas capaces a nuestro alrededor.
El mejor líder consigue que las personas se sientan capaces encontrando el lugar y la tarea adecuada a cada uno conforme sus características.
Aprender a lidiar con las dinámicas del equipo
Se debe conocer los equipos, sus fases, roles, disfunciones y saber cómo hacer para que las personas trabajen juntas de forma óptima. Es muy sencillo llevar a cabo un único proyecto, pero cuando se llevan años trabajando juntos, aparecen dinámicas ocultas en los equipos, conflictos que en muchos casos destruyen una gran cantidad de energía. El líder debe saber manejar estos conflictos de manera que no se prolonguen ni se agiganten.
Tener paciencia
Dirigir un equipo de trabajo es una carrera a fondo, de nada sirve querer ir deprisa; se debe actuar de manera estratégica y avanzando poco a poco.
Siempre pongo especial énfasis en esta última recomendación. Los cambios son lentos y graduales. Los comportamientos humanos no cambian en forma instantánea, lleva tiempo y esfuerzo.
No obstante, si la meta se ha fijado y se han planificado debidamente las acciones a realizar, no dejes que nada te asuste ¡persevera! poco a poco se irán viendo los frutos.
¡Hasta la próxima!